martes, 15 de septiembre de 2009

ENCUENTROS DE LA TARDE

... y siempre esta desgana
de abrir las puertas
a la luz de la tarde,
de abrazar las palabras
con manos y deseos
de ser solo universo,
horizonte sin límites,
donde hallar el encuentro
de todas las miradas
en un solo paisaje
para un vuelo total,
sin retorno al olvido.

* * *

Entre mis dedos
se deshoja la brisa.
Palabras olvidadas.
El aroma del mar
cuando cierro la luz
de los ojos
en la penumbra azul
de mi recuerdo.

* * *

Melancolia.
Paisajes como pájaros
con trinos en las alas
aroman de silencios
el desamor del alba.
La luz es una espiga
de nieve en la mirada.
El cielo de tu ausencia,
caricia derramada
y en la paz del otoño
las hojas se desmayan.

* * *

La soledad,
ese abandono gris
al final de la tarde.
Un aire azul
me riza la mirada
para endulzar paisajes
como sueños..

* * *

... y me voy de caricias
por la hierba
bebiéndome las perlas
del rocio
donde habitan, hoy, breves
paisajes del otoño.

viernes, 4 de septiembre de 2009

CARTA ABIERTA PARA UN AMIGO MUERTO

Querido y recordado Paco, esta mañana me llamó mi madre para darme la noticia de tu muerte. Los recuerdos se acumularon en mi cabeza. No me esperaba esta temprana despedida. Cincuenta y tres años es poco tiempo para una vida.

Me dolió dentro el vacío de tu ausencia, aun sin haberte vuelto a ver después de tantos años, y en mi recuerdo afloró nuestra infantil y empedrada calle del Lirio, por donde jugábamos en las tardes soleadas de septiembre o el patio interior de tu casa, donde nos reuníamos en las siestas para leer las revistas de "Historias para no dormir" de Ibañez Serrador o escuchar canciones de Paco Ibañez, Labordeta o Victor Jara. Teníamos los dos ese entusiasmo rebelde de la primera juventud.

Por el Barrerito coincidiamos algunos días con Tio Aquilino, El Sastre, que nos hablaba con aquella elegante filosofía rural que a ti tanto te gustaba.

Los sábados nos íbamos al baile, donde nos emborrachábamos de luna y de larios con coca-cola para ensombrecer nuestra timidez. Tu me decías "Mira, aquella se arrima, baila con ella".

Después te fuiste a estudiar medicina a Salamanca, que dejaste por que no te gustaba.

Pasaron los años y te fuiste a Madrid y te casaste y tuviste una preciosa niña que ahora se ha quedado sin padre.

En el recuerdo, querido Paco, volveremos a recorrer juntos las calles y los rincones de nuestra niñez, mientras le busco una inútil explicación a tu temprana muerte.

Escúchame, al otro lado del silencio, este arma cargada de futuro llamada poesía que tantas veces cantamos y escuchamos juntos en la voz de piedra de Paco Ibañez mientras te leía, con tímido entusiasmo, mis primeros versos.

¿Te acuerdas? "habra un dia en que todos/ al levantar la vista/ veremos una tierra/ que ponga libertad.

Hasta siempre Paco, volveremos a vernos algún dia entre las parras verdes de nuestra recobrada adolescencia.