sábado, 28 de marzo de 2009
LA BUSQUEDA DE LA FELICIDAD
Cuando el cielo este gris, acuerdate cuando lo viste profundamente azul.
Cuando sientas frio, piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.
Cuando sufras una temporal derrota, acuerdate de tus triunfos y de tus logros.
Cuando necesites amor, revive tus experiencias de afecto y ternura.
Acuerdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegria
Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos y besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han brotado.
Si esto has tenido lo puedes volver a tener y lo que has logrado lo puedes volver a ganar.
Alegrate por lo bueno que tienes y por lo bueno de los demás, aceptalos tal cual son; desecha los recuerdos tristes y dolorosos y sobre todo no tengas ningún rencor; no te lastimes mas.
Piensa en lo bueno, en lo bello, en lo amable, en la verdad.
Recorre tu vida y detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vivelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emocionó.
Revivie esa caricia espontanea que se te dió.
Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido, piensa y vive el bien.
Alli, en tu mente, estan guardadas todas las imagenes y solo tu decides cuales has de volver a mirar.
miércoles, 25 de marzo de 2009
EL PAPA, LOS PRESERVATIVOS Y EL SIDA
La semana pasada, durante su primera visita a África, el Papa Benedicto XVI afirmó que "[el SIDA] no puede solucionarse a través de la distribución de preservativos, que agravan aún más el problema."
Las declaraciones del Papa están en abierta contradicción con las investigaciones sobre VIH/SIDA y representan un retroceso de décadas en el arduo trabajo para lograr la concienciación, educación y prevención de la enfermedad. Dada su poderosa influencia moral sobre más de 1.100 millones de católicos en el mundo, y ante una realidad de 22 millones de VIH positivos en África, estas palabras podrían afectar severamente la pandemia de VIH y poner millones de vidas en riesgo. La creciente preocupación mundial está comenzando a dar resultados y el Vaticano ha mostrado cierta voluntad de revisar dichas declaraciones:
No se trata de una disputa religiosa, sino de una seria preocupación que concierne a las políticas de salud pública. Las creencias personales de católicos y de gente de todos los credos deben ser respetadas, y la prédica del Papa sobre la fidelidad podría ser eficaz en la prevención del VIH/SIDA si el uso de preservativos no fuese desestimado. La Iglesia Católica está llevando a cabo numerosos trabajos de ayuda social, incluyendo el cuidado de personas que viven con el virus o la enfermedad. Pero la afirmación del Papa de que la distribución de preservativos no es un mecanismo de prevención eficaz contra el VIH/SIDA no es un argumento que sea sustentado por los investigadores. Por contra, puede llevar a una disminución en el uso de los profilácticos, lo cual sería mortal para miles.
El hecho es que el uso de preservativos puede prevenir eficazmente el VIH y el SIDA. No existe una solución fácil para detener esta cruel enfermedad pero los profilácticos y la educación son la mejor combinación conocida en materia de prevención, y no está demostrado que ello resulte en un aumento de una actividad sexual riesgosa. Es por eso que incluso sacerdotes y monjas que trabajan en África han cuestionado las declaraciones del Papa.
Puede que no seamos capaces de pedirle a la Iglesia Católica que cambie su posición en relación a este asunto, pero lo que le estamos pidiendo al Papa es que cese este tipo de declaraciones contra estrategias de prevención cuya eficacia está probada. Es importante que gente de todas las creencias, especialmente católicos, le reclamen al Papa un ejercicio de cuidado y mesura en sus palabras, especialmente por su rol de liderazgo en un asunto como éste.
25 millones de personas en el mundo han fallecido a causa del VIH/SIDA, y 12 millones de niños son hoy huérfanos a causa de esta enfermedad. Con vuestro apoyo masivo, podemos ganar una importante batalla en la lucha por un mundo sin VIH/SIDA.
domingo, 22 de marzo de 2009
LA VERDADERA IGLESIA DE CRISTO.
Encomiable la labor y la lucha de los primeros cristianos en el seno de la Iglesia primitiva, enfrentándose al poder establecido por defender el mensaje de Cristo basado en el amor a todos los seres del mundo. A partir de ahí la trayectoria de la Iglesia Católica ha trazado sobre la historia dos caminos muy diferentes.
Al consolidarse como institucion influyente en la esfera social, la Iglesia Jerárquica, a mi entender, se aparta del Evangelio y acumula extensas y abundantes riquezas, gastando su patrimonio, obtenido en su mayor parte por la donación de fieles pudientes, en tesoros materiales y por lo tanto desoyendo el mensaje, de austeridad, sencillez, caridad y humildad, de Cristo.
El alejamiento de la sociedad, de sus necesidades y de sus problemas y por lo tanto desconociendo el latido social, es otra de la direcciones equivocadas de la Iglesia Jerárquica con respecto al Evagenlio de Jesuscrito. Jesús, estuvo siempre muy cerca de la gente, de sus problemas, de sus necesidades; estuvo cerca de los necesitados, de los pecadores, de los desechados y aborrecidos de la sociedad y siempre antepuso el perdón y la misericordia a cualquier otro sentimiento o predisposición; no se subía a los púlpitos, bajaba a los caminos y a las calles para estar cerca de la gente y a la altura de la gente.
La Iglesia Jerárquica ha cometido errores en la historia al unirse a gobiernos o tendencias políticas que amparaban sus influyentes dominios de poder. Cristo nunca se alió con ningún poder establecido, su poder era la palabra sencilla y el amor universal.
Pero existe otra Iglesia, la verdadera Iglesia de Cristo, la Iglesia de Cáritas, de los voluntarios, de los misioneros, de las numerosas agrupaciones y entidades cristianas que practican en todo el mundo la caridad, desde el perdón, la solidaridad y el amor a todos los hombres y mujeres, en especial a los pobres y necesitados. Ellos son la verdadera Iglesia y el verdadero ejemplo de Cristo en la Tierra.
Y hablando sobre la idoneidad o no del crucifijo en los sitios públicos, opino que, para mi, el Crucifijo representa la escenificación trágica y máxima del amor, representa únicamente a Cristo y a su mensaje de amor y sacrificio por todos los seres del mundo, representa la verdadera Iglesia Evangélica; no representa, para mi, a ninguna otra institución eclesiástica. El crucifijo es la imagen desgarrada de un hombre que murió, cruelmente y perdonando a sus verdugos, por defender hasta las últimas consecuencias su mensaje de amor y para descargar al mundo de sus males y de sus equivocaciones. Esa es mi opinión como ciudadano de a pie, como creyente y como cristiano convencido. Admito y respeto cualquier otro tipo de opinión sobre el asunto.
lunes, 16 de marzo de 2009
LA SENCILLEZ
La sencillez es esencial, sólo puede surgir cuando empezamos a comprender el significado del conocimiento propio.
Creemos que es una expresión externa, pocas posesiones, ropas, cosas, pero eso no es sencillez. La verdadera sencillez sólo puede originarse interiormente, y de ahí proviene la expresión externa. Lo que uno es en su interior fluye al exterior.
Interiormente somos prisioneros, aunque en lo externo parezcamos muy sencillos. Deseos, apetitos, ideales, de innumerables móviles somos esclavos. Y, para encontrar la sencillez debemos ser libres.
Al investigar nuestro ser nos hacemos cada vez más libres y más sensibles. Cualquier forma de autoridad o coacción, interna o externa, contribuye a la insensibilidad. Ninguna forma de coacción puede conducir a la sencillez, al contrario, cuanto más reprimís, sustituís, sublimáis, menos sencillez existe, aunque exista cierta apariencia.
Si uno no es sencillo no puede ser sensible a los árboles, a los pájaros, a las montañas, al viento, a todas las cosas que existen en el mundo que nos rodea. Y si no hay sencillez, uno no puede ser sensible al mensaje interno de las cosas. La mayoría de nosotros vive muy superficialmente, en el nivel superior de la conciencia (la mente). Allí tratamos de ser reflexivos e inteligentes, lo cual es sinónimo de religiosidad; allí tratamos de que nuestra mente sea sencilla, mediante la coacción, mediante la disciplina. Pero eso no es sencillez. Cuando forzamos la mente superficial a ser sencilla, tal imposición no la torna ágil, flexible, rápida, sino que sólo consigue endurecerla. Ser sencillo en todo el proceso de nuestra conciencia es extremadamente arduo. Porque no debe existir ninguna reserva interior, tiene que haber ansia por averiguar, por descubrir el comportamiento de nuestro ser. Y eso significa estar alerta a toda insinuación, a toda sugerencia, darnos cuenta de nuestros temores, de nuestras esperanzas, investigar y liberarnos de todo eso constantemente. Sólo entonces, cuando la mente y el corazón son realmente sencillos, cuando están limpios de sedimentos, seremos capaces de resolver los múltiples problemas que se nos plantean.
El saber no resolverá vuestros problemas. Es sólo mediante la experiencia directa como se resuelven nuestros problemas; y para tener experiencia directa ha de haber sencillez, lo cual significa que debe haber sensibilidad. El peso del saber embota la mente. También la embotan el pasado y el futuro. Sólo una mente capaz de ver lo que es, el presente, de instante en instante, puede hacer frente a las poderosas influencias y presiones que ejerce constantemente sobre nosotros todo lo que nos rodea.
Por eso el hombre religioso no es, en realidad, el que viste una túnica o el que ha hecho votos, sino aquél que es interiormente sencillo, aquél que no está "transformándose" en algo. Una mente así es capaz de una extraordinaria receptividad, porque no tiene barreras, no tiene miedo, no va en pos de nada y es, por lo tanto, capaz de recibir la gracia, de recibir a Dios, la verdad o como os plazca llamarlo. Sólo entonces puede haber felicidad, porque la felicidad no es un fin, es la expresión de la realidad.
A partir de aquí surge una sencillez, una humildad que no es virtud ni disciplina. La humildad que se consigue deja de ser humildad. Una mente que se vuelve humilde ya no es humilde. Sólo cuando se tiene humildad (no una humildad cultivada) puede uno hacer frente a las cosas apremiantes de la vida; porque entonces no es uno mismo lo importante, no mira uno a través de las propias presiones y del sentido de la propia importancia. Uno observa el problema tal cual es y entonces puede resolverlo.
Los que os ofrecen algo "positivo" son unos explotadores. Valoramos todas sus formas externas, tales como las pocas posesiones, pero esto no es sencillez. Creemos que es sencillez tener sólo un taparrabos. Deseamos los signos externos de simplicidad y eso nos engaña fácilmente. No es una mente sencilla la que piensa en recompensas y temores, la que está cargada de conocimientos y creencias, la que se identifica, la que se entretiene con la música, los ritos, Dios o las mujeres... ¿Qué es sencillez? ¿Es la búsqueda de los elementos esenciales y el rechazo de los que no lo son? Sencillez no es la búsqueda de lo esencial y del rechazo de lo que no los es. Esto significaría un proceso de opción de la mente y, toda opción de la mente se basa en el deseo y así lo que llamáis esencial es lo que os brinda satisfacción, placer. La mente es confusión y su elección también lo es. Así la opción entre lo esencial y lo no esencial no es sencillez; es un conflicto, y la mente confusa en conflicto nunca puede ser sencilla.
Cuando de verdad observéis y veáis todas las cosas falsas y los ardides de la mente, cuando observéis eso y lo percibáis muy claramente, entonces sabréis que es simplicidad. La sencillez es la acción que no resulta de una idea, es creatividad y mientras no haya sencillez somos como polos de atracción para el daño, el sufrimiento y la destrucción.
No se puede buscar y experimentar, llega como una flor que se abre en el momento justo, cuando uno comprende todo el proceso de la existencia y la vida de relación.
No hay que buscarla, surge tan sólo cuando no hay "yo", cuando la mente no está atrapada en especulaciones, en conclusiones, en creencias, en imaginaciones (Acción que no es resultado de una idea). Sólo una mente libre puede hallar la verdad, recibir aquello que es inconmensurable, que no puede nombrarse. Eso es sencillez.
Es extraño el deseo de alardear ante los demás, de ser alguien. La envidia es odio y la vanidad corrompe. Parece tan difícil e imposible ser sencillo, ser lo que somos y no presumir.
Ser lo que uno es resulta en sí mismo muy arduo, ser lo que uno es sin tratar de llegar a ser esto o aquello, lo cual no es demasiado difícil. Siempre puede uno aparentar, ponerse una máscara, pero ser lo que es constituye una cuestión muy compleja; porque uno está siempre cambiando, nunca es el mismo y cada instante revela una nueva faceta, una nueva profundidad, una superficie nueva. No es posible ser en un instante todo eso, porque cada instante conlleva su propio cambio. De modo que si uno es siquiera un poco inteligente, renuncia a ser esto o aquello.
Cada uno de nosotros piensa que es muy sensitivo, y un incidente cualquiera, un pensamiento fugaz, demuestra que no lo es; piensa que talentoso, instruido, artístico, moral, pero al volver la esquina se encuentra con que no es ninguna de estas cosas sino profundamente ambicioso, envidioso, inepto, brutal e impaciente. Alternativamente uno es todas estas cosas y desea algo que tenga continuidad, permanencia (por supuesto, sólo aquello que sea provechoso, agradable). Así es como corremos tras de ello, y todos nuestros otros "yoes" claman por salirse con la suya, para lograr su propia realización. De este modo, cada uno de nosotros se convierte en un campo de batalla en el cual generalmente triunfa la ambición con todos sus placeres y su infortunio, su envidia y su temor. A ello se le añade la palabra "amor" en aras de la respetabilidad y para mantener la integridad de la familia; pero uno mismo está atrapado en los propios compromisos y actividades, aislado, clamando por reconocimiento y fama: yo y mi país, yo y mi partido, yo y mi dios consolador.
La sencillez atrae al instinto, la intuición y el discernimiento para crear pensamientos con esencia y sentimientos de empatía. Sencillez es la conciencia que llama a las personas a replantearse sus valores.
La sencillez crece en las raíces sagradas, personificando una riqueza de virtudes y valores espirituales que se manifiestan en las actitudes, las palabras, las actividades y el estilo de vida. La sencillez es hermosa y, como la luna, irradia frescura, en contraste con el resplandor del sol. La sencillez es natural. Puede tener una apariencia corriente y carente de atractivo para aquellos cuya visión está acostumbrada a lo superficial, o a lo erudito. Sin embargo, para aquellos que poseen el discernimiento sutil de un artista, un vislumbre de sencillez es suficiente para reconocer la obra maestra.
La sencillez combina la dulzura y la sabiduría. Es claridad en la mente e intelecto, ya que surge del alma. Los que personifican la sencillez están libres de pensamientos extenuantes, complicados y extraños. El intelecto es agudo y despierto. La sencillez invoca al instinto, la intuición y el discernimiento para crear pensamientos con esencia y sentimientos de empatía. En la sencillez hay altruismo, el que personifica esa virtud ha renunciado a la posesividad y está libre de los deseos materiales que distraen el intelecto haciéndolo divagar hacia territorios inútiles. Carecer de deseos no significa arreglárselas sin nada, o tener la vida de un asceta. Al contrario, uno lo tiene todo, incluyendo la satisfacción interna. Esto se refleja en el rostro -libre de perturbaciones, debilidades e ira- y en la conducta, con una elegancia y una majestad extraordinarias, pero a la vez ingenua. Sencillez es ser el niño inocente y el maestro sabio. Nos enseña a vivir con sencillez y a pensar de forma elevada.
Las personas que viven con sencillez, generalmente disfrutan de una relación cercana con la naturaleza. Su moral proviene de las tradiciones perennes que funcionan en armonía con las leyes de la naturaleza. Las hierbas se convierten en sus remedios naturales. La luna y las estrellas son las lámparas que los alumbran. El mundo natural es el aula en la que estudian. Esto no significa que todos debamos adoptar este estilo de vida. Sin embargo, se puede aprender de la naturaleza. Cuando se observa la ética de la sencillez, casi no hay desperdicio. Todos los recursos se valoran: el tiempo, los pensamientos, las ideas, el conocimiento, el dinero y las materias primas.
De la sencillez surge la generosidad. La generosidad es compartir con un espíritu altruista los ingresos ganados a pulso. Compartir los propios recursos conjuntamente y de forma cuidadosa es recuperar para las actividades humanas, el sentido de la familia. La sencillez es algo más que ofrecer dinero y posesiones materiales, es dar de uno mismo aquello que no tiene precio: paciencia, amistad y apoyo. Con el espíritu de dar prioridad a los demás, los que adoptan la sencillez ofrecen su tiempo gratuitamente. Esto lo hacen con amabilidad, sinceridad, e intuiciones puras, sin expectativas ni condiciones. Como resultado, esas personas cosechan frutos abundantes de las semillas que se sembraron con sus acciones generosos. Nada esperaron pero...
La sencillez es verdad. La belleza de la verdad es tan sencilla que funciona como la alquimia. No importa cuántos disfraces se presenten ante ella, la luz de la verdad no puede permanecer escondida; alcanzará a las masas con un lenguaje muy sencillo y, al mismo tiempo profundo. Los mensajeros de la verdad siempre han personificado formas comunes, han llevado vidas sencillas, y han adoptado medios simples para impartir sus mensajes. Viven y dicen la verdad, ofreciendo belleza a las vidas de los demás. Su sencillez y esplendor pueden compararse al joyero. Fiel a la integridad de su profesión, el joyero hace todas y cada una de sus joyas preciosas y perfectas, pero él sigue siendo sencillo.
Hoy en día la belleza está definida por las industrias de la moda y la estética, propagada por los ricos y los famosos y aceptada por las masas. La belleza, sin embargo, no se encuentra sólo en la apariencia, como dice el proverbio. La belleza, en su forma más sencilla, elimina la arrogancia de las ropas caras y de vivir de forma extravagante. Va más allá del rico y del pobre. Es apreciar las pequeñas cosas de la vida que a veces no son visibles ni aparentes para el resto del mundo. Sencillez es apreciar la belleza interna y reconocer el valor de todos los actores, incluso del más pobre o desafortunado. Es considerar que todas las tareas, incluso la más humilde, tienen valor y dignidad.
La sencillez reduce la diferencia entre “lo que tengo” y “lo que me falta” demostrando la lógica de la verdadera economía: ganar, ahorrar, invertir y compartir los sacrificios así como la prosperidad, de manera que pueda haber una mejor calidad de vida para todos los seres humanos, independientemente de donde hayan nacido.
Sencillez es la conciencia que dirige una llamada a la gente para que replantee sus valores.
sábado, 14 de marzo de 2009
MOTIVOS PARA LA HUMILDAD
- Eso es -dijo mi padre- es una carreta vacía -Entonces fue cuando le pregunté- ¿cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos? -Entonces mi padre respondió- es muy fácil saber cuando una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace - .
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando noto a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oir la voz de mi padre diciendo: “Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace” .
La humildad consiste en guardar silencio sobre nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Nadie está más vacío que aquél que está lleno del ego.
Seamos lluvia serena y mansa que llega profundamente a las raíces…en silencio, nutriéndo en forma constante.
Luego de tantas horas de estudio, a los seres humanos, reyes del mundo, aún nos falta saber:
...El lugar donde nacen y mueren los Sueños.
...El rincón donde se esconde el Olvido.
...La caja donde el Amor guarda los secretos.
...La trinchera donde se agazapa el Miedo.
...El espejo donde se refleja la Autoestima.
...El escondite de la Felicidad.
...La cuna de la Esperanza.
...La cueva en la que se solaza la Inseguridad.
...La bandera en la que flamea el Coraje.
...La casa de la Alegría.
...El espacio en el que duerme la Intuición.
…El sonido desnudo de la Distancia.
...La llave donde se guarda la Tristeza.
...El cobertor que cobija al Alivio.
...El estante donde se acomoda el Perdón.
…El regazo donde dormita la Generosidad.
...El cofre donde descansa el Recuerdo.
...El color del Alma herida.
...El aroma del Empezar de Nuevo.
Tal vez deberíamos ser más humildes, entonces….
El valor de la humildad ayuda a las personas a contener la necesidad de decir o hacer gala de sus virtudes a los demás. Una personas que vive la humildad hace el esfuerzo de escuchar y de aceptar a todos. Cuando más aceptamos, más se obtendrá el cariño y reconocimiento, porque una palabra dicha con humildad tiene el significado de mil palabras agradables.
Humildad es aceptar las cualidades con las que nacemos o desarrollamos, desde el cuerpo hasta las posesiones más preciadas. Por tanto, debemos utilizar estos recursos de forma valiente y benevolente. Ser humilde es dejar hacer y dejar ser, si aprendemos a eliminar la arrogancia, reconocemos las capacidades físicas, intelectuales y emocionales de los demás. Por tanto, el signo de la grandeza es la humildad. La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. En la medida en que somos humildes, adquirimos grandeza en el corazón de los demás.
El éxito en el servicio a los demás proviene de la humildad; cuanto más humildes, mayores logros obtendremos. No puede haber beneficio para el mundo sin la humildad. Una persona humilde puede adaptarse a todos los ambientes, por negativos que éstos sean; nunca dirán “no era mi intención decirlo”, según la actitud, las palabras reflejarán eso, entonces debemos cuidar nuestras palabras para no lastimar sin desearlo. Cuando expresemos una opinión debemos hacerlo con el corazón y mente abierta para aceptar las particularidades, la fortaleza y la sensibilidad de uno mismo y de los demás.
Para ser humildes, necesitamos ser realistas, conocernos a nosotros mismos tal como somos. Únicamente así podremos aprovechar todo lo que poseemos para obrar el bien. Siempre encontramos cosas en nuestra propia persona que no nos gustan, capacidades que no estamos aprovechando o cualidades que no estamos desarrollando. Lo importante es aceptar la situación e intentar luchar por superarse día a día.