Casi siempre, en el camino de la vida, las alas de los entusiasmo se ven cortadas por las tijeras de las circunstancias. Cuantas veces emprendemos ambiciosos proyectos que la realidad de la vida y nuestra propia realidad se encargan de destruir. Ello demuestra lo debiles que, en el fondo, somos ante los inconvenientes.
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