miércoles, 12 de mayo de 2010

OLVIDO


Se desmayo la tarde
en la leve caricia
de tus manos.
y el silencio
era un canto azul
en la luz de tus ojos
que habitaban
la solitaria luz de otro paisaje;
el tacto de tu piel
en el recuerdo
y el eco de tu voz
en mi urgente tristeza
eran huellas calladas en la arena
de un desierto de amor,
borradas por el viento del olvido.